La canciller alemana Angela Merkel afronta estos días duras decisiones. | Reuters

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El Gobierno alemán planea en el marco de su plan de ajuste, que pretende reducir el déficit presupuestario en 10.000 millones anuales hasta 2014, un drástico recorte del gasto mediante la reducción de unos 10.000 funcionarios, así como una bajada salarial del 2,5% de media al resto de empleados públicos, mientras que desde el lado de los ingresos el Ejecutivo de Angela Merkel estudia imponer un impuesto a la banca, así como a las centrales nucleares.
El gabinete alemán discute desde el domingo las medidas de ajuste que permitan reducir el actual desfase presupuestario de las finanzas públicas germanas de 70.000 millones de euros a un ritmo anual de 10.000 millones hasta 2014.
En este sentido, el documento confidencial elaborado por el Gobierno plantea dotar de mayor flexibilidad a la oficina federal de empleo a la hora de desembolsar fondos al transformar los beneficios por desempleo, actualmente garantizados por ley, en pagos sujetos a evaluación.
Subsidios
Este cambio, que los funcionarios calculan permitiría ahorrar 2.000 millones en el primer año de aplicación, iría de la mano de otros recortes en subsidios, como los destinados a estimular la natalidad.
Asimismo, el Gobierno también habría solicitado al Ministerio de Defensa la elaboración de un plan para reducir en 40.000 efectivos el número de soldados profesionales del Ejército, frente a los 190.000 actuales.
Entre las medidas principales, el Ejecutivo alemán planea congelar la paga extraordinaria de Navidad para los funcionarios públicos en 2011, lo que permitirá reducir un 2,5% los salarios de los empleados públicos, así como el recorte de 10.000 funcionarios hasta 2014, de una plantilla actual de 450.000 empleados públicos.
Desde la perspectiva de los ingresos, el borrador del plan de austeridad contempla introducir desde 2012 un impuesto a los bancos, con el ánimo de recuperar parte de los costes asociados al rescate del sector financiero.
De este modo, el Gobierno de Angela Merkel mantiene su idea de aplicar algún tipo de tasa a los bancos, ya sea con el respaldo internacional del G-20 o por su propia cuenta.
Además, el Ejecutivo espera recaudar unos 2.300 millones de euros a través de un nuevo impuesto a la industria nuclear, que es prácticamente el doble de lo previsto inicialmente en los planes del Gobierno alemán para financiar las energías de tipo renovable.
Asimismo, el borrador apunta la intención del Ejecutivo de poner fin a las exenciones fiscales a los carburantes en relación con la reducción de emisiones.
Tomando como referente el plan de ajuste hecho público por el Ejecutivo alemán, el ministro español de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Miguel Àngel Moratinos, destacó que «incluso la todopoderosa Alemania» ha tenido que adoptar medidas de ajuste y recortes ante la actual situación de crisis.