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Barcos militares de las dos Coreas se enfrentaron ayer a cañonazos en las conflictivas aguas del Mar Occidental (Mar Amarillo) en su primer choque naval en siete años, que acerca a los dos rivales de nuevo al conflicto.

Corea del Norte consideró una «grave provocación armada» este suceso, mientras su vecino del sur lo calificó de «intrusión marítima» y llamó a su Ejército a reaccionar con firmeza, pero también con calma, «para que la situación no se deteriore».

El choque armado tuvo lugar en la línea fronteriza del Mar Occidental, un área disputada entre ambos países que en el pasado reciente registró varios enfrentamientos con bajas.

Según la versión de Seúl, un patrullero norcoreano se adentró más de un kilómetro en aguas surcoreanas y, al avistarlo, un barco militar de Seúl hizo varios disparos de advertencia, a los que el buque norcoreano respondió «atacando directamente».

En una versión diferente, el régimen comunista de Pyongyang aseguró que el patrullero volvía de una misión de reconocimiento cuando «un grupo de barcos de guerra» surcoreanos le alcanzaron y «perpetraron la grave provocación de dispararle», según la agencia oficial KCNA.

El buque surcoreano fue alcanzado por quince disparos pero no hubo víctimas, mientras que, según Seúl, el barco de Corea del Norte regresó a sus aguas «envuelto en llamas».

Un portavoz militar surcoreano, Lee Ki-shik, dijo que su Gobierno lamenta el incidente y precisó que ambos barcos estaban a unos tres kilómetros de distancia cuando comenzó el enfrentamiento.

El responsable de Inteligencia y Operaciones del Estado Mayor de Corea del Sur, Lee Ki-shik, expresó su «protesta» por la «intrusión» y aseguró que el Ejército está «totalmente preparado» para responder «a otras provocaciones».

Para algunos analistas, el enfrentamiento podría ser una prueba de fuerza de Corea del Norte ante la visita de Obama, a Corea del Sur el día 18.