España decidió enviar de vuelta a su embajador, al igual que el resto de países europeos y latinoamericanos, tras volver al país el presidente depuesto, Manuel Zelaya, que se refugia en la embajada de Brasil desde el pasado lunes. Según fuentes diplomáticas, que no han preferido no dar su identidad, los dos miembros de la Organización de Estados Americanos, se dirigían a Honduras para mediar en la crisis política que vive el país desde el derrocamiento del presidente Manuel Zelaya el 28 de junio.
«Los dos españoles volvían de sus vacaciones en el extranjero y que volvían a trabajar», afirmó la misma fuente. Roberto Micheletti, ha tomado medidas para diplomáticos de Argentina, España, México y Venezuela, negando la entrada de estos hasta nuevas negociaciones.
«El gobierno no recibirá los enviados diplomáticos de estos países, excepto si sus respectivos países lo negocian con el jefe de gobierno», afirma un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores del gobierno de facto.
Brasil «no acepta ultimátum de un gobierno golpista», dijo ayer en Porlamar el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, en respuesta al plazo que le dio el Gobierno de facto de Micheletti. El presidente brasileño respondió así al ser preguntado por el plazo «no mayor de diez días» que dio Micheletti a Brasil para que defina el estatus de Zelaya, que se encuentra en la sede diplomática desde su retorno a Honduras el lunes de la semana pasada. Lula señaló que el depuesto presidente hondureño, Manuel Zelaya, es «el presidente legítimo de Honduras» y que su estatus es «huésped de la embajada de Brasil» en Tegucigalpa.
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