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AGENCIAS-WASHINGTON El presidente de Estados Unidos, Barack Obama se desplazará esta semana a Pittsburgh (Pensilvania) para presidir la cumbre del G20, que buscará medidas para alentar la recuperación económica mundial. Será la primera vez en que Obama será el anfitrión de una cumbre internacional. Michael Froman, representante de la Casa Blanca ante el G20, adelantó que EEUU busca un paquete «robusto» para la gobernabilidad y transparencia del sector bancario, aunque nada señaló sobre la posibilidad de poner freno a los abultados sobresueldos (bonos) que perciben la mayoría de directivos de entidades financieras. Sabido es que Obama, pese a coincidir en el diagnóstico de que uno de los males de la economía son los bonos, defiende que no hay que precipitarse y demonizar el tema.

La disensión entre los gobiernos estriba en hasta qué punto meter mano a los salarios. El pulso de fondo lo mantiene EEUU (con China y Rusia) frente a Europa. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, ha llegado a amenazar con abandonar su silla en el G20 si no se llega a un acuerdo para poner un límite a la paga variable o bonos de los banqueros.

Los representantes de la UE piden reglas vinculantes internacionales sobre los sueldos de los banqueros. De cómo Obama sepa facilitar un acuerdo dependerá la adopción de medidas que puedan servir para el rescate de la economía. Mientras, el presidente de la Comisión Europea (CE), José Manuel Durao Barroso, afirmó ayer que la Unión Europea debe regular las primas de dirigentes de entidades financieras, incluso en el caso de que no se logre un compromiso para hacerlo de común acuerdo con Estados Unidos en el G20. «Aunque los estadounidenses no nos sigan, creo que tenemos que seguir adelante», declaró Durao Barroso, que reconoció que lo ideal sería lograr en la cumbre del G20 la fijación de reglas mundiales sobre la remuneración de esos dirigentes.

Explicó que en la cumbre que se celebrará en Estados Unidos «tenemos que luchar por un techo (de las primas o bonos) pero no sé cuál será el resultado». Justificó que se regulen esos sistemas de remuneración porque «hay que sacar las conclusiones de lo que ha pasado» en algunos casos de entidades financieras, que ha sido «escandaloso».