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Los líderes de la UE acordaron ayer defender en la próxima cumbre del G-20 el mantenimiento de las medidas de impulso coyuntural puestas en marcha para superar la recesión, así como establecer reglas obligatorias sobre las remuneraciones variables en el sector bancario. «Estamos de acuerdo en decir 'basta'», explicó en rueda de prensa el primer ministro sueco y presidente de turno de la UE, Friedrik Reinfeldt.

«Tenemos que abandonar la actual cultura de las compensaciones (a los directivos del sector financiero), basadas en los resultados a corto plazo». «Desde nuestro punto de vista», añadió, «la burbuja de los bonos ha reventado esta noche».

El primer ministro argumentó que no es posible que los bancos, algunos de los cuales deben su supervivencia a la inyección que han recibido de dinero de los contribuyentes, «saquen ventaja de sus buenos resultados futuros» y pretendan que la crisis «fue sólo un contratiempo menor». «Sería una provocación», según el presidente de la UE. «No podemos aceptar que los beneficios de los bancos sean ganancias privadas, y sus pérdidas, responsabilidad de los contribuyentes», remachó.

La UE pedirá al G-20, cuando se reúna en Pittsburg (EEUU) la próxima semana, que refuercen el alcance y detalle de los principios destinados a instaurar prácticas sanas de compensación en el sector bancario.

Según el primer ministro sueco, es necesario reforzar esos principios vinculando resultados, compensaciones, rendición de cuentas y transparencia.
Reinfeldt dejó claro que el G-20 «es el foro global más importante para hacer frente a la crisis» y que la importancia de la cumbre celebrada ayer «no debe ser subestimada». «La UE es la primera economía mundial», recordó.

Los Veintisiete acordaron, al término de una reunión extraordinaria celebrada para preparar la cumbre de Pittsburgh, un «lenguaje común» que trasladarán a los miembros del G-20. «Somos 27 miembros y una voz coordinada», insistió el gobernante sueco.

Los europeos también decidieron que las estrategias de salida de la crisis «deberán decidirse ahora» aunque serán aplicadas más tarde cuando la recuperación se consolide. «Tenemos que volver a una finanzas públicas saneadas», enfatizó.

Reinfeldt reconoció que la Unión está haciendo frente a «la peor recesión de la posguerra» y que la pregunta sigue siendo «si estamos al final del túnel o es solo un respiro temporal». «El futuro es incierto y los riesgos permanecen», dijo. Por un lado, explicó, hay signos de estabilización del crecimiento, pero por otro, se están creando grandes déficit presupuestarios, que en 2010 rondarán el 10% del PIB en los países del G7.

En cuanto al desempleo, alcanzará en 2010 la tasa del 11% en la UE, un auténtico récord desde la Segunda Guerra Mundial.