El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, durante la rueda de prensa que ofreció ayer tras visitar Honduras. Foto: ROBERTO ESCOBAR/EFE

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La Iglesia Católica de Honduras expresó ayer su apoyo al gobierno de Roberto Micheletti, que asumió tras el derrocamiento a manos de los militares del presidente Manuel Zelaya, y pidió a éste reconsidere su regreso porque «podría desatar un baño de sangre». En un comunicado de la Conferencia Episcopal, leído por el cardenal Oscar Andrés Rodríguez, la Iglesia también le pidió a la Organización de Estados Americanos (OEA), que «preste atención a todo lo que venía ocurriendo fuera de la legalidad en Honduras».

Al cierre de la lectura del comunicado, Rodríguez hizo «un llamado al amigo José Manuel Zelaya», a quien le recordó que «el día de su toma de posesión usted citó claramente tres mandamientos de la santa ley de Dios, no mentir, no robar, no matar». «Pensemos si una acción precipitada, un regreso al país en este momento, podría desatar un baño de sangre, hasta el día de hoy no ha muerto un solo hondureño, por favor, medite, porque después sería demasiado tarde», indicó.

Mientras, el presidente depuesto de Honduras, Manuel Zelaya, que ratificó ayer que hoy, domingo, regresará a Tegucigalpa junto a «varios presidentes», pidió a sus seguidores que lo vayan a recibir sin armas y a quienes lo derrocaron les advirtió que «están rodeados». «Nos vamos a presentar en el aeropuerto en Tegucigalpa con varios presidentes, varios miembros de comunidades internacionales. Este domingo estaremos en Tegucigalpa abrazándolos, acompañándolos para hacer valer lo que tanto hemos defendido en nuestra vida que es la voluntad de Dios a través de la voluntad del pueblo», dijo.

Tras recordar cómo fue sacado de su país el pasado domingo por los militares, Zelaya dijo que éstos «hoy se han prestado y están en complicidad con la elite voraz que exprime y asfixia a nuestro pueblo», y forman parte de «un zarpazo» que «ha puesto en evidencia ante el mundo que en Honduras todavía hay una especie de barbarie».

Por su lado, la OEA reanudó anoche la XXXVII Asamblea General Extraordinaria para negociar una resolución encaminada a suspender la participación de Honduras en el organismo por el golpe de Estado del pasado domingo.

El canciller de Argentina, Jorge Taiana, que preside la Asamblea General, suspendió a continuación la reunión para dar tiempo a la Comisión General a negociar un nuevo proyecto de resolución sobre las sanciones a Honduras por no haber restaurado la democracia, el estado de derecho y restituido al depuesto presidente Manuel Zelaya en el plazo de 72 horas dado por la OEA el pasado miércoles.