La participación masiva y las denuncias por parte de la oposición de irregularidades marcaron las décimas elecciones presidenciales de la era revolucionaria en Irán.

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EFE/REUTERS-TEHERÀN

Los dos principales candidatos a la presidencia de Irán, Mahmud Ahmadineyad y Mir Hossein Musaví, se han declarado vencedores en las elecciones presidenciales, que se celebraron ayer. El jefe de la comisión electoral, Karman Daneshjou, informó de que Mahmud Ahmadineyad obtenía el 69% de los votos con casi el 50% escrutado . Su principal rival, el reformista Musaví, habría conseguido casi el 29% de los sufragios.

Mucho más alejados estarían el conservador Mohsen Rezeí (1,72% del sufragio), y el clérigo reformista Mehdi Karrubí, con el 0,85% de los votos. Poco antes de que se dieran a conocer las cifras provisionales oficiales, el aspirante independiente pro reformista Mir Hossein Musaví se había atribuido la victoria. Según los sondeos a pie de urna que citó, habría obtenido el 65% de los votos.

En una rueda de prensa ofrecida en su sede electoral, Musaví aseguró que las encuestas realizadas a pie de urna le otorgan una amplio triunfo que de confirmarse, evitaría una segunda vuelta. Pocos minutos después, la agencia oficial de noticias Irna informaba de que el actual presidente, Mahmud Ahmadineyad, era el vencedor de las elecciones.

La participación masiva y las denuncias de irregularidades de parte de la oposición marcaron las décimas elecciones presidenciales de la era revolucionaria en Irán, en las que el ultraconservador Mahmud Ahmadineyad aspira a la reelección. Desde primera hora de la mañana, familias enteras se acercaron a los más de 49.000 colegios electorales repartidos por todo el país en una jornada de reivindicación y fiesta únicamente ensombrecida por algunos actos vandálicos.

Según los primeros datos ofrecidos por el Ministerio de Interior, la participación rondaría el 75%, cifra récord que obligó a extender durante varias horas el cierre de los colegios. En las calles de Teherán, las largas filas de votantes tenían un color casi común dependiendo del lugar de la capital en el que se encontraran.

La fiesta electoral quedó deslucida por las denuncias de posible fraude elevadas por la oposición y algunos actos vandálicos contra sedes reformistas. Según Alí Akbar Mortazaminpour, jefe del comité de supervisión de los sufragios de Musavi, «más del cuarenta por ciento de los colegios de la capital carecieron de observadores». Al parecer, muchos de los delegados, tanto de Musaví como de Karrubi, no han podido ejercer su función ya que las acreditaciones que recibieron «tenían errores, e incluso fotos cambiadas».

Mortazaminpour denunció, asimismo, que el citado comité nacional ha emitido «más de siete millones de papeletas más de las necesarias para la votación». «Las quejas que hemos recibido son numerosas, pese a que tampoco han funcionado bien las comunicaciones» en los alrededores de los colegios, apostilló.