Miles de ciudadanos salieron ayer a las calles de Colombo, capital de Sri Lanka, para celebrar el final de la guerra civil. Foto: DAVID GRAY/REUTERS

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AGUS MORALES-NUEVA DELHI

Acorralada en menos de un metro cuadrado, la guerrilla tamil declaró ayer que «la batalla ha llegado a su amargo final» y anunció un cese unilateral de los combates ante el derramamiento de sangre en el norte de Sri Lanka. «Sólo nos quedaba una opción: eliminar la última débil excusa del enemigo para matar a nuestro pueblo. Hemos decidido silenciar nuestras armas», dijo en un comunicado el jefe de relaciones internacionales de la guerrilla de los Tigres para la Liberación de la Patria Tamil (LTTE), S. Pathmanathan.

«Esta batalla ha llegado a su amargo final. Contra todo pronóstico, hemos contenido a las fuerzas cingalesas (etnia predominante en la isla) sin ayuda, excepto el apoyo sin fin de nuestro pueblo», aseguró el jefe rebelde en la nota, colgada en la página web afín al LTTE, «TamilNet». El Ejército ceilanés, que acusa a la guerrilla de usar a los civiles como «escudos humanos», rehusó una y otra vez declarar una tregua y el LTTE ha seguido combatiendo a las tropas durante semanas pese a su situación de debilidad.

«Tenemos que hacer todo lo que podamos para detener esta carnicería. Si ello significa silenciar nuestras armas y entrar en un proceso de paz, eso es algo a lo que ya hemos accedido», dijo ayer Pathmanathan. También denunció que en las últimas 24 horas 3.000 civiles tamiles han muerto y otros 25.000 han sufrido heridas y no disponen de «atención médica».

Muy diferente es la versión del Gobierno, que horas antes dijo haber «rescatado» en tres días a los 50.000 civiles que el LTTE tenía como «rehenes» en una pequeña franja de territorio en el distrito norteño de Mullaitivu, a pesar de que hasta hace poco sostenía que no más de 20.000 personas se hallaban en la zona. Días atrás el Ejército había anunciado una ofensiva final contra el LTTE -que etiquetó como «operación de rescate"-, y ambos bandos continuaron con los combates pese a los llamamientos internacionales para conseguir una tregua que salvara la vida de los civiles.

El presidente ceilanés, Mahinda Rajapaksa, ya proclamó el sábado, con una retórica triunfalista, que el LTTE ha sido «derrotado militarmente», y el mañana se dirigirá a la nación con un discurso en el Parlamento. LTTE pone fin al conflicto armado más longevo del Asia moderna, un cuarto de siglo de enfrentamiento armado que se ha terminado resolviendo con una ofensiva brutal del Ejército ceilandés, provocando una catástrofe humanitaria de enormes proporciones contra la población civil atrapada entre ambos bandos.