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EFE-ISLAMABAD El Gobierno de Pakistán dio ayer por roto el controvertido acuerdo de paz con los talibanes del conflictivo valle de Swat, al anunciar que ordenó al Ejército que emprenda una nueva operación contra ellos.

«Se ha ordenado al Ejército que elimine a los militantes y terroristas» de la división de Malakand, en la que se ubica Swat, anunció en un discurso televisado a la nación el primer ministro paquistaní, Yusuf Razá Guilani.

De hecho, las hostilidades en Swat se habían reanudado el miércoles, con ataques en los que el Ejército dijo haber causado 35 bajas entre los talibanes del valle, del que empezaron a huir decenas de miles de personas.

La nueva operación militar en la zona, en la que la insurgencia se ha hecho fuerte desde el verano de 2007, coincide con una visita del presidente paquistaní, Asif Alí Zardari, a EEUU, cuyas autoridades interpretaron el acuerdo de paz como una cesión a los integristas.

«Aprobamos el pacto para conseguir la paz pero los insurgentes no se han avenido a él», dijo Guilani, quien admitió que «la situación se ha deteriorado tanto que la población se ha tenido que marchar».

«Acciones decisivas»
El pacto supuso una tregua en Swat que los talibanes aprovecharon para penetrar en los distritos de Dir, Shangla y Buner, acercándose cada vez más a Islamabad. El Ejército ya tenía en marcha desde la semana pasada operaciones en Dir y Buner, que preludiaban la ruptura final de la tregua en Swat. «La situación ha llegado a tal punto que el Gobierno tiene que emprender acciones decisivas», convino Guilani.

Pocas horas antes, el secretario de Defensa de EEUU, Robert Gates, había dicho en Kabul que los avances talibanes en Pakistán habían «servido de alarma» para el Gobierno paquistaní, que ya reconocía que el acuerdo de Swat era un fracaso.

En una conferencia de comandantes en la sede del Ejército en Rawalpindi, su jefe, Ashfaq Pervez Kiyani, aseguró que las Fuerzas Armadas son «plenamente conscientes de la gravedad de la amenaza interna» que afrontan.