Topolánek y Barroso se quedan sin la cumbre sobre empleo. Foto: EFE

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OTR/PRESS-BRUSELAS

Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE pactaron ayer una postura común sobre la reforma del sistema financiero internacional de cara a la cumbre del G-20, en Londres, el 2 de abril.

Los líderes europeos acordaron además reforzar los instrumentos para rescatar a los países con problemas para refinanciar su deuda. Por un lado, aumentaron hasta 50.000 millones de euros el fondo para ayudar a los países del Este. Por otro, prestarán 75.000 millones de euros al Fondo Monetario Internacional.

«Ha sido una cumbre de resultados, y un importante paso adelante en el camino hacia la recuperación» económica, aseguró el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso.

Barroso explicó que el objetivo del aumento del denominado mecanismo de ayuda financiera a la balanza de pagos es enviar la «señal clara» de que la UE «está lista» para actuar en el caso de que sea necesario. No obstante, aseguró que de momento no hay ninguna petición adicional de ayudas de este fondo y que en todo caso todavía hay «margen» en la dotación actual.

De cara a la reunión del G-20 de Londres, se comprometieron a aportar 75.000 millones de euros en forma de préstamo al Fondo Monetario Internacional (FMI) para que este órgano pueda rescatar rápidamente a los países en riesgo de quiebra. El objetivo de la UE es que en la cumbre del G-20 se acuerde «incrementar muy sustancialmente» estos recursos.

Los líderes europeos pidieron además mejorar los instrumentos de vigilancia con los que cuenta el Fondo con la finalidad de reforzar su papel a la hora de prevenir futuras crisis. También abogaron por mejorar la colaboración entre el FMI y el Foro de Estabilidad Financiera, que deberán dedicarse a identificar los riesgos y debilidades del sistema financiero y asegurarse de que se tomen las «acciones correctivas» necesarias para evitar nuevas crisis.

En este sentido, se felicitaron por la reciente ampliación del Foro de Estabilidad Financiera a todos los miembros del G-20, España y la CE y respaldaron su «refuerzo institucional». Además, reclamaron la reforma del FMI para que refleje mejor el peso de las economías emergentes y revisar el proceso de selección del director del Fondo y del presidente del Banco Mundial.