Zapatero y Sarkozy se mostraron bastante risueños en la foto de familia de la cumbre informal de los principales líderes europeos. Fotos: OLIVIER HOSLET/EFE

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El jefe del Ejecutivo español, José Luis Rodríguez Zapatero, trasladó ayer un mensaje de confianza a los ciudadanos españoles, convencido de que el «gobierno común» creado por los países de la UE ante la crisis es una «garantía de seguridad» de que los problemas se superarán más rápidamente.

«Vamos a pasar un tiempo de dificultades, pero la Unión Europea nos va a ayudar extraordinariamente a que este tiempo sea lo menos duro posible y a que salgamos antes de la crisis», manifestó Zapatero en la rueda de prensa con la que concluyó la reunión informal de jefes de Estado y de Gobierno celebrada en Bruselas.

El presidente del Ejecutivo mostró su satisfacción por la cumbre, convocada para analizar los planes de cada país y el modo de reactivar el crédito, y volvió a destacar la fortaleza del sistema financiero español, «un gran activo en el horizonte de la recuperación económica».

En la reunión pidió a la Comisión Europea (CE) y al Banco Central Europeo (BCE) que asuman «el mayor liderazgo posible» para desplegar «con creatividad» iniciativas que favorezcan la fluidez del crédito y de la liquidez. Tras asegurar que no tiene ningún plan para intervenir entidades financieras españolas, destacó el compromiso comunitario de «no dejar caer a ninguna» entidad bancaria.

Los líderes europeos trataron de escenificar una imagen de unidad frente a la crisis económica tras la descoordinación y las disputas de las últimas semanas y se comprometieron a luchar contra la crisis económica y financiera sin adoptar medidas proteccionistas que puedan perjudicar a otros Estados miembros. «Europa sólo puede hacer frente a este desafío y superar la crisis actual si continúa actuando de manera conjunta y coordinada, dentro del marco del mercado único y de la unión económica y monetaria», señala la declaración aprobada al término de la cumbre extraordinaria de Bruselas.

Estos líderes llegaron a un acuerdo sobre cómo gestionar los «activos tóxicos» que están lastrando los balances de los entidades financieras, que permitirá a los países que lo deseen crear «bancos malos» para agrupar esos activos problemáticos.