El líder golpista de Guinea Conakry, Moussa Dadis Camara, saluda a los transeúntes en un desfile por las calles de la capital. Foto: SALIOU SAMB/REUTERS

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Los militares que el pasado martes dieron un golpe de Estado en Guinea tras la muerte del presidente del país, Lansana Conte, se han consolidado en el poder después de que ayer se rindieran las autoridades constitucionales y los altos mandos de las Fuerzas Armadas que no participaban en la asonada. El primer ministro guineano, Ahmed Tidiane Souaré, los ministros de su Gobierno y el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas acompañado de otros oficiales de alto rango, se entregaron a la junta militar que encabeza el capitán Moussa Dadis Camara.

Souaré permanecía en paradero desconocido desde la madrugada del martes, aunque mantuvo contacto telefónico con los medios de comunicación, y tras afirmar que su gobierno seguía en control del país, hizo llamamientos a la comunidad internacional para que interviniera y evitara que la intentona militar tuviera éxito.

El capitán Camara, presidente del Consejo Nacional para la Democracia y el Desarrollo (CNDD), como se autodenomina la junta militar, ordenó durante la Nochebuena a Souaré que se entregara, lo que sucedió ayer. Tras ser elegido como líder de la junta, el nuevo «hombre fuerte» de Guinea, de pie sobre un vehículo militar y envuelto en una bandera guineana, recorrió las calles de Conakry para dirigirse al palacio gubernamental y en el recorrido fue vitoreado por miles de guineanos, que denunciaban el anterior «régimen despótico» del país.

El CNDD prometió inicialmente que devolvería el poder a los civiles, tras convocar a elecciones en un plazo de 60 días, pero Camara dijo después que su gobierno planea celebrar los comicios en diciembre de 2010. El líder golpista puntualizó, sin embargo, que no tiene intenciones de presentarse como candidato en esas elecciones presidenciales.