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OTR/PRESS-WASHINGTON Las primarias republicanas y demócratas en Estados Unidos han llevado caminos paralelos pero muy distintos. Mientras entre los primeros John McCain comenzó a destacarse apenas había comenzado la carrera, en el bando contrario Hillary Clinton y Barack Obama siguen a corta distancia, especialmente tras lograr la ex primera dama las victorias en Rhode Island, Ohio y Texas. Por su parte, McCain barrió en todas las elecciones celebradas en esta ocasión, añadiendo al botín de Clinton el triunfo en Vermont.

McCain necesitaba 1.191 delegados para certificar su condición de favorito sin discusiones con la nominación matemática. Logró superar esta cifra gracias a ganar en Rhode Island, Vermont y los premios gordos de Ohio y Texas. «Tenemos los suficientes delegados para gritar con confianza, humildad y un gran sentido de la responsabilidad que seré el nominado republicano para presidente de Estados Unidos», señaló ante miles de simpatizantes el senador de Arizona, según informaciones de medios locales.

No en vano, desde hace tiempo McCain ya había convertido sus discursos en armas contra sus potenciales rivales en las presidenciales y en una proclama dirigida más allá de los votantes de su formación. Ahora, ha de pensar, si no lo ha hecho aún, en la composición de su bloque. El senador, de 71 años y que podría convertirse en el presidente electo por primera vez de más edad, recibió la aprobación del actual inquilino de la Casa Blanca, George W. Bush.