El senador republicano por el estado de Virginia, John Warner, respondió en rueda de prensa a algunas preguntas sobre su reciente viaje a Irak.

TW
0
PIEDAD VIÑAS-EFE-WASHINGTON El presidente de EEUU, George W. Bush, se encuentra cada vez más acorralado por las peticiones para que retire las tropas de Irak, las últimas procedentes del influyente senador republicano John Warner, e incluso de mandos militares como el jefe del Estado Mayor Conjunto, Peter Pace.

El general Pace no lo ha dicho aún públicamente pero fuentes militares y civiles citadas ayer por el diario «Los Angeles Times» adelantan que su intención es pedir al presidente que reduzca casi a la mitad los algo más de 160.000 militares actualmente desplegados en Irak.

«Los miembros del Estado Mayor creen que es de importancia estratégica reducir las dimensiones de las fuerzas estadounidenses en Irak para reforzar la capacidad de las fuerzas armadas de responder ante otras amenazas», según las fuentes.

Un «alto cargo» citado por el periódico precisa que los miembros del Estado Mayor «han resaltado en las últimas semanas su temor de que la guerra en Irak deteriore la capacidad de las fuerzas armadas de EEUU de afrontar, si hace falta, otras amenazas, como (la de) Irán».

Es una opinión que, de acuerdo con el diario, comparte el secretario de Defensa, Robert Gates, y que Pace comunicará a Bush en una reunión del presidente con el Estado Mayor que se celebrará antes de mediados de septiembre. En esas fechas, está previsto que el máximo responsable de las fuerzas estadounidenses en Irak, el general David Petraeus, presente al Congreso y a la Casa Blanca un informe sobre la situación en el país árabe que Bush tendrá muy en cuenta a la hora de tomar decisiones.

Ese documento, conocido ya como el «informe Petraeus», contiene una serie de recomendaciones entre las que no se incluye un recorte o una retirada de tropas, según adelantaron ya algunos medios de comunicación.

De acuerdo con las primeras filtraciones del informe, el general pedirá que se mantenga la presencia actual, al menos, hasta finales de 2008 y planteará una redistribución de las unidades desplegadas.

Su postura chocaría abiertamente con la de Pace, tal y como ocurre a nivel político, donde la Casa Blanca apuesta claramente por mantener el rumbo, mientras que en el Congreso son cada vez más, y no sólo demócratas, los partidarios de comenzar a planificar la vuelta a casa.

El último en sumarse a esa segunda opción ha sido el senador republicano John Warner, el de mayor rango en el Comité de Fuerzas Armadas de la Cámara Alta y uno de los más veteranos en cuestiones militares del partido de Bush.