Por primera vez, el presidente entrante aplaude al saliente.

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EFE-PARÍS
El conservador Nicolas Sarkozy sucedió ayer a Jacques Chirac en el Elíseo, con una promesa proclamada de unión y apertura, de «romper» con el pasado, cumplir «la palabra dada» y obtener «resultados». Diez días después de ganar las elecciones, Sarkozy asumió el cargo en una solemne ceremonia de traspaso de poderes con su ex mentor Chirac, que duró en torno a una hora.

Luego pronunció su discurso de investidura ante altos cargos, miembros del cuerpo diplomático y su familia, su esposa en segundas nupcias, Cecilia, a la que dio un beso, el hijo de ambos, Louis, de 10 años, y los dos hijos y dos hijas que tuvieron respectivamente en sus primeros matrimonios.

El desde ayer vigésimo tercer presidente de Francia y sexto de la V República se unió a los aplausos del personal del Elíseo para despedir a Chirac, que pasó página después de doce años en la Presidencia y más de cuatro décadas en la política. Antes, Chirac, de 74 años, había dado la bienvenida al pie de la escalinata del Palacio a su sucesor, que recorrió la larga alfombra roja del patio de honor ante la Guardia Republicana.

Los dos se reunieron posteriormente para que, como es tradicional, el presidente saliente entregue al entrante los códigos de activación del arsenal nuclear de Francia. Después de un largo apretón de manos con Chirac, con el que intercambió unas palabras en el patio, y de aplaudirle, en un gesto inusitado, antes de que éste subiera al coche que le devolvió a la vida privada, Sarkozy fue proclamado presidente de Francia y recibió el Collar de gran maestro de la Legión de Honor.