TW
0

EFE-WASHINGTON
Gerald Ford, el hombre que en 1974 se convirtió en presidente de EEUU tras la dimisión de Richard Nixon y ayudó al país a superar el escándalo del Watergate, murió ayer en su casa a los 93 años, hizo público su viuda, Betty.

Aunque no se han notificado las causas de la muerte, el ex presidente arrastraba problemas de salud. En enero pasado superó una grave pulmonía y en agosto fue operado en la Clínica Mayo de Rochester (Minesota) por una afección coronaria.

Ford falleció a las 02.45 GMT en Rancho Mirage (a 200 kilómetros de Los Àngeles), donde vivió desde que abandonó la Casa Blanca tras poco más de dos años de un mandato marcado por su decisión de perdonar al protagonista de uno de los más famosos casos de espionaje político de la historia.

Ford, el único presidente de la historia del país que no fue elegido, se había convertido, a pesar de sus dolencias, en el jefe de Estado más longevo de EEUU tras la muerte en 2004 de Ronald Reagan, que también falleció a los 93 años.

Casado desde 1948 con Betty Ford, una de las primeras damas más carismáticas de EEUU, la pareja tuvo tres hijos, Michael, Jack y Steven, y una hija, Susan.

La familia se está encargando de organizar los funerales, que podrían ser de Estado, aunque por el momento no han trascendido detalles y sólo se sabe que contarán con la presencia del actual presidente, George W. Bush, según un portavoz de la Casa Blanca. Nada más conocerse la muerte de Ford, Bush y su esposa Laura lamentaron la desaparición de «un gran estadounidense».

Bush recordó que Ford «asumió la presidencia en un momento de confusión nacional y división» y «con su discreta integridad, su sentido común y su amabilidad instintiva ayudó a curar a nuestra nación y a restaurar la confianza pública en la Presidencia».