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OTR/PRESS-BAGDAD/MADRID
El número de civiles muertos en Irak como consecuencia del dramático clima de inseguridad que vive el país mesopotámico ha alcanzado una nueva cifra sin precedentes. El último informe bimestral de la Misión de Asistencia de Naciones Unidas en Irak (UNAMI), elaborado a partir de datos del Ministerio de Salud iraquí, indica que cada día murieron una media de 120 civiles de forma violenta, un total de 3.709 inocentes sólo en el mes de octubre. Además, la ONU denuncia en el documento que las milicias siguen incrementando su poder en el Irak de la posguerra y que las torturas siguen siendo una práctica sin ningún tipo de control.

Said Arikat, portavoz de la UNAMI, que presentó el último informe bienal de Naciones Unidas sobre Irak en rueda de prensa en Bagdad, dibujó un panorama desolador y sombrío en el país mesopotámico. A la violencia entre comunidades religiosas se unen los asesinatos de profesores, periodistas, jueces o abogados, el menoscabo cada vez mayor de la situación de la mujer y al desplazamiento diario de hasta 1.000 personas debido a la falta de seguridad.

La denuncia de la ONU es clara, la influencia de las milicias es cada vez mayor y la tortura, «pese al compromiso del Gobierno por combatir las violaciones de los Derechos Humanos» es un hecho diario.

Los datos sobre exiliados no son mucho más positivos: la ONU advierte que cada mes salen de Irak rumbo a Siria o Jordania unas 100.000 personas, lo que supone cerca de un millón y medio de refugiados, y otro medio ha sido víctima de desplazamientos internos.