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Una nueva jornada violenta sacudió ayer Irak, donde 50 trabajadores de una empresa de seguridad fueron secuestrados y varios atentados acabaron con la vida de 15 personas, además del hallazgo de 26 cadáveres de hombres asesinados, y todo ello en la víspera de que se reúna el Consejo Presidencial para decidir la apertura del nuevo Parlamento electo iraquí.

Además, los secuestradores robaron dinero, importante equipamiento de comunicaciones, armas de fuego y documentación secreta de los clientes. Poco después de conocerse el secuestro, el ministerio iraquí del Interior negó que los asaltantes fuesen miembros de sus cuerpos de seguridad.

El incidente más grave ocurrió a mediodía hora local, cuando un grupo de una treinta de hombres armados vestidos con el uniforme de los «magauir» (fuerzas de elite del ministerio del Interior) llegaron en siete vehículos a la sede de la compañía de seguridad 'Afluentes de Irak', situada en el este de Bagdad y se llevaron a los cincuenta empleados a un lugar desconocido.

Otras quince personas, seis de ellos miembros de los cuerpos de seguridad iraquíes, murieron en varios atentados perpetrados ayer en Irak. El más mortífero tuvo lugar a primeras horas del día en Faluya, a 55 kilómetros al oeste de la capital, cuando una bomba hizo explosión en una carretera y causó la muerte de cuatro civiles.

Además, la policía iraquí encontró en la jornada de ayer los cadáveres de 26 hombres asesinados, algunas de ellos con impacto de disparos y otros con señales de haber sido ahorcados.

De esas 26 personas asesinadas, 18 cadáveres fueron hallados en el interior de un autobús abandonado en una carretera del barrio Al-Jadra, cuyos habitantes son en su mayoría suníes.