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Cientos de miles de personas respondieron ayer a la convocatoria de sindicatos y organizaciones estudiantiles para exigir la retirada de un nuevo contrato laboral para los jóvenes impulsado por el primer ministro francés, Dominique de Villepin, quien no obstante se mostró firme en su empeño de implantarlo.

Esta segunda jornada nacional de movilización contra el contrato de primera contratación (CPE) tuvo un mayor poder de convocatoria que la primera, celebrada el pasado 7 de febrero.

Se manifestaron en 200 desfiles en otras tantas ciudades francesas más de un millón de personas, según el sindicato CGT, mientras que la policía contabilizó a 396.000.

Entonces entre 218.000 y más de 400.000, según las cifras policiales y sindicales, respectivamente, salieron a la calle para exigir su retirada.

Un CPE que el jefe del Gobierno conservador, Dominique de Villepin, defendió ayer como un «verdadero contrato contra la precariedad» y una herramienta más para combatir el paro entre los jóvenes, que roza el 23% (frente al 9,6% de la población activa en general).

Pero los manifestantes, apoyados por la oposición de izquierdas, denunciaron el CPE como el «contrato precariedad exclusión», un contrato «basura» o «desechable» y otro ataque al código laboral.

Destinado a los menores de 26 años en empresas de más de 20 trabajadores, el CPE permitirá al empresario despedir a un joven durante los dos primeros años sin tener que dar ninguna justificación.

Paralelamente a las manifestaciones, ayer hubo en Francia paros laborales que afectaron de distinta manera al transporte aéreo y al urbano en algunas grandes ciudades, pero no en París.

Los sindicatos se reunirán mañana para decidir el futuro de la protesta, que un dirigente de la CGT calificó ayer en televisión de «indiscutible éxito» y recalcó la participación de los estudiantes. También advirtió de que continuará la movilización si el Gobierno no retira el contrato.