Un hombre intenta apagar con un bidón de agua un coche incendiado tras un atentado en Bagdad.

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Al menos 65 personas murieron ayer y alrededor de 150 resultaron heridas en diversos atentados en Irak, el mismo día que el Tribunal Especial reanudó el juicio contra el ex presidente iraquí Sadam Husein y siete de sus asesores.

Además, nueve policías iraquíes murieron ayer en una emboscada de un grupo armado en una carretera que conduce de Bagdad a Baquba, al noreste de la capital.

Los incidentes de violencia sectaria que se repiten en Irak desde el pasado miércoles, jornada en la que se perpetró un atentado contra un templo chií, comenzaron a primera hora de la mañana y continuaron durante todo el día.

Un ataque con bomba contra una mezquita suní que acoge la tumba del padre de Sadam Husein en Tikrit, a 170 kilómetros al norte de Bagdad, destruyó por completo el templo, construido en 2002 por orden del depuesto presidente.

Cuatro explosiones en la capital, tres de ellas causadas por coches bomba, mataron a al menos 56 personas e hirieron a 121, según fuentes hospitalarias.

El incidente más grave ocurrió a las 20.00 horas locales (17.00 GMT) cuando un coche bomba estalló en un mercado de un barrio de mayoría chií del noroeste de Bagdad. Al menos 25 personas murieron y otras 45 resultaron heridas en este atentado, ocurrido pocos minutos antes de que un proyectil impactase contra una mezquita chií de un barrio próximo sin causar víctimas.

La violencia sectaria en Irak, desatada el pasado miércoles tras el ataque contra un importante santuario chií al norte de Bagdad, ha dejado ya 394 muertos y más de medio millar de heridos, informó ayer una fuente del Consejo de Ministros de Irak en sucesivos recuentos a lo largo de la jornada.

Esa cifra incluye las víctimas de la violencia registradas en Bagdad y todas las provincias del país desde el miércoles pasado hasta la noche de ayer, precisó uno de los portavoces del consejo en un breve comunicado.

Entre los fallecidos se incluyen los 241 cadáveres de personas asesinadas a sangre fría aparecidos en Bagdad y sus alrededores en los últimos días.

El Gobierno iraquí levantó el lunes el toque de queda y la prohibición del tráfico rodado, aunque intensificó la presencia de los efectivos del Ejército y de la policía en la capital y en otras provincias vecinas.