Una de las supervivientes del terremoto que ha asolado Pakistán.

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La OTAN decidió ayer desplegar hasta 1.000 militares, entre ellos 300 ingenieros españoles, en una operación humanitaria «sin precedentes» para socorrer a los damnificados del terremoto del pasado 8 de octubre en Pakistán.

Ambos han hecho un dramático llamamiento para el envío urgente de helicópteros ligeros, tiendas de campaña, mantas, estufas y equipos de ingenieros y médicos para ayudar a los centenares de miles de personas atrapadas en las montañas del Himalaya en medio de temperaturas cada vez más bajas.

«Pakistán necesita más ayuda, y hoy -ayer- la OTAN ha acordado hacer más como parte del esfuerzo internacional, con el despliegue de fuerzas terrestres», anunció el secretario general de la organización, Jaap de Hoop Scheffer.

El Secretario General dijo que estas fuerzas serán enviadas «lo antes posible» y afirmó que la operación, «sin precedentes» por su envergadura, responde a las peticiones de Pakistán y de la ONU.

Sin embargo, sólo Alemania ofreció ayer a la OTAN cuatro helicópteros CH53, que debido a su gran tamaño deberán ser llevados a Pakistán en piezas.

Las medidas adoptadas prevén el despliegue de un batallón de ingenieros españoles, italianos y polacos, bajo mando de un cuartel general español, para ayudar a despejar las carreteras y crear infraestructuras, un equipo móvil médico multinacional y tres plantas potabilizadoras de agua.

Las compañías española -300 militares- y polaca -140- forman parte del componente terrestre de la Fuerza de Respuesta de la OTAN (NRF), que durante este semestre está bajo mando español.

Esta es la primera vez que efectivos de esta fuerza de elite de la Alianza Atlántica -integrada por un componente terrestre, aéreo y marítimo- son desplegados para una operación humanitaria.

El plan, aprobado por los 26 embajadores ante la OTAN en una sesión extraordinaria del Consejo Atlántico, viene a añadirse al puente aéreo establecido la semana pasada para llevar 1.000 toneladas de suministros a Pakistán, donde han muerto unas 50.000 personas y cerca de tres millones se han quedado sin hogar.