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Tropas del Ejército israelí se encuentran acantonadas en la frontera de la franja de Gaza a la espera de recibir órdenes para entrar, mientras la violencia sigue imparable y ha echado por tierra la situación de calma en la zona. En el último episodio de violencia, un avión no tripulado de la Fuerza Aérea israelí lanzó ayer por la tarde un misil contra un vehículo en el que viajaban cinco militantes del brazo armado de Hamás.

Los grupos armados palestinos no han cesado de disparar proyectiles de mortero y cohetes rudimentarios contra asentamientos judíos en la franja de Gaza y la ciudad israelí de Sderot. Las Fuerzas Armadas cifran en cerca de un centenar los ataques de este tipo en menos de una semana.

Los tripulantes del vehículo, que circulaba por las inmediaciones de la localidad de Beit Lahia, en el norte de Gaza, lograron salvar sus vidas, aunque el conductor resultó herido de consideración, según fuentes médicas y de la seguridad palestinas. Los milicianos se disponían a lanzar cohetes «Al-Kasam» contra objetivos israelíes en el momento del ataque, indicaron las fuentes.

Pero la jornada de violencia comenzó con la muerte a primeras horas de la mañana de Said Seyam, un dirigente del brazo armado de Hamás, que fue alcanzado por el disparo de un tirador de élite del Ejército israelí cuando se encontraba en tejado de su vivienda de Jan Yunes, al sur de la ciudad de Gaza.