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La comunidad internacional expresó ayer su pésame y solidaridad con la capital británica tras los atentados contra el transporte público londinense. Al mismo tiempo Europa y Estados Unidos elevaban sus alertas ante posibles acciones terroristas. El primer ministro británico, Tony Blair, confirmó que el grupo del G-8 (EEUU, Rusia, Alemania, Francia, Reino Unido, Canadá, Italia y Japón), así como los cinco países en desarrollo invitados a la reunión (México, Sudáfrica, Brasil, India y China), han decidido continuar sus deliberaciones en Escocia, «en el interés de un mundo mejor».

Aparte de la declaración conjunta que leyó Blair, varios de los asistentes a la cumbre de Escocia manifestaron su pesar al pueblo británico individualmente, entre ellos el presidente de EEUU, George W. Bush. «La guerra contra el terrorismo continúa», dijo Bush en una breve declaración en el hotel donde se reúne el G-8.

El presidente de Francia, Jacques Chirac, expresó a Blair su «horror» y la «total solidaridad» de su país, informó el ministerio francés de Asuntos Exteriores. Otro de los asistentes a la reunión de Gleneagles, el canciller alemán, Gerhard Schröder, condenó los atentados «pérfidos» y «alevosos» perpetrados en Londres. «Es evidente que la acción coordinada, cobarde y alevosa tenía como meta la cumbre económica mundial que se celebra simultáneamente en Gleneagles», añadió.

Asimismo, Rusia condenó resueltamente los «atentados terroristas» de Londres, a través de Alexandr Yakovenko, portavoz del ministerio ruso de Asuntos Exteriores. En Bruselas, la Comisión Europea afirmó que lamentaba «profundamente» lo ocurrido en la capital británica y expresó su «apoyo y solidaridad» a las familias de las víctimas.