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MACARENA VIDAL-NUEVA YORK
El presidente de EEUU, George W. Bush, defendió ayer en la ONU su política en Irak y prometió que «no cejará», pero pidió una mayor colaboración internacional para apoyar al nuevo Gobierno de Bagdad. El discurso de Bush en la Asamblea General de la ONU estuvo dirigido tanto a los países de Naciones Unidas -que recibieron la alocución con apenas tibios aplausos- como a los votantes estadounidenses, a seis semanas de las elecciones presidenciales.

En un llamamiento a los países para que hagan «algo más» y apoyen de manera decidida a los regímenes del presidente afgano, Hamid Karzai, y el primer ministro iraquí, Iyad Alaui, Bush afirmó que «como miembros de la ONU, todos nos jugamos algo en el éxito de las democracias más jóvenes del mundo». Bush reconoció que la violencia sigue siendo un grave problema en Irak y aludió a la decapitación del estadounidense Eugene Armstrong.

Bush expuso sus argumentos a favor de la guerra iraquí, que en sus actos electorales despiertan enormes aplausos pero que la Asamblea General acogió con un discreto silencio. Bush afirmó que EEUU ha ayudado a «librar al pueblo iraquí de un dictador fuera de la ley».

«No hace tanto, regímenes fuera de la ley en Bagdad y Kabul amenazaban la paz y patrocinaban a los terroristas ... Hoy, los pueblos de Irak y de Afganistán están en el camino de la democracia y la libertad», afirmó el presidente.

«Un Irak democrático tiene enemigos despiadados ... un grupo terrorista asociado con Al Qaeda es hoy día uno de los principales grupos que asesinan a inocentes en Irak, perpetrando una campaña de explosiones contra civiles y decapitaciones de hombres atados», afirmó Bush. Sin embargo, insistió, «la respuesta adecuada a las dificultades no es la retirada, sino imponerse».