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DELIA MILLÀN-BERLÍN
El malestar social en el este de Alemania se reflejó ayer en los resultados de las elecciones regionales de Sajonia y Brandeburgo, en las que los grandes partidos salieron perdiendo y la extrema derecha y los pos-comunistas capitalizaron el voto de protesta.

La progresión de la ultraderecha ha causado en un primer momento reacciones de mucha tensión en Alemania; representantes de partidos parlamentarios se han negado a participar en las mesas redondas pos-electorales con miembros de esos partidos y ha habido incidentes entre éstos y los periodistas.

Los últimos sondeos de la cadena de la televisión pública ARD, indican que tanto el gubernamental Partido Socialdemócrata (SPD) como el mayor partido de oposición, la Unión Cristianodemócrata (CDU), han sufrido un descalabro, pese a que el primero sigue siendo la formación más votada en Brandeburgo y el segundo en Sajonia.

En cambio, el pos-comunista Partido del Socialismo Democrático (PDS) consolida su posición de representante de los intereses del este y la extrema derecha acapara el voto meramente de protesta. El Partido Nacional Democrático (NPD), que el Gobierno y el Parlamento federales trataron de prohibir sin éxito hace un año y que no estaba representado en un legislativo desde 1968, logró en Sajonia casi tantos votos como el SPD, un 9,3% frente al 9,8 de los socialdemócratas.

En Brandeburgo, la Unión Popular Alemana (DVU) se convirtió en el primer partido de extrema derecha que logra un segundo mandato en un parlamento regional de la república Federal de Alemania (RFA) al conseguir un 6,2 por ciento de los votos, lo que le permite volver a entrar en el legislativo del 'land' donde está desde 1999. (Cada uno de estos dos partidos se presentó solo en un 'land' o estado federado para no dañar las posibilidades del otro.)