Imagen de los tres italianos secuestrados en Irak, con barba de varios días y vestidos con ropas árabes.

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EFE-BAGDAD/ROMA
El Gobierno y la oposición cerraron ayer filas «frente al chantaje terrorista», después de que los captores de los tres italianos secuestrados hace dos semanas en Irak lanzaran una nueva amenaza de muerte vinculada a un ultimátum. Según un vídeo emitido por la televisión «Al Arabiya», los secuestradores amenazan con matar a los tres rehenes, Salvatore Stefio, Umberto Cupertino y Maurizio Agliana, como ya hicieron con un cuarto, Fabrizio Quattrocchi, si en cinco días los italianos no se manifiestan públicamente contra la política de su país en Irak.

Llamamientos similares, llenos de desesperación y dramatismo, repitieron los allegados de los otros rehenes, aliviados por ver con vida a sus seres queridos en el nuevo vídeo, pero muy preocupados por su suerte. La cinta, remitida a la sede de «Al Arabiya» en Bagdad junto a un comunicado con fecha del domingo, 25 de abril, muestra imágenes de los tres italianos en una habitación mientras comen, en aparente buen estado, vestidos con ropas árabes y con barba de varios días.

El alcalde de Sammichele di Bari, Nicola Madaro, de donde es natural Cupertino, ha decidido organizar una manifestación para mañana en esa localidad y otra concentración un día más tarde en Roma. «El ayuntamiento está disponible, por unanimidad, a cualquier tipo de manifestación para salvar la vida de los tres rehenes», añadió, mientras los familiares de Cupertino hacían un llamamiento a los italianos para que participen en ese acto.

En el comunicado, los secuestradores, que dicen pertenecer a unas autodenominadas «Brigadas Verdes», hacen saber que sólo les liberarán si se organizan manifestaciones de protesta en Italia contra la política del Ejecutivo de Silvio Berlusconi en Irak. Berlusconi prefirió guardar silencio y convocar una reunión de urgencia con sus ministros de Exteriores, Interior y Defensa. Marco Follini, presidente de la democristiana UDC, aliada de Berlusconi, señaló que «un país serio no puede aceptar ningún chantaje por parte de los terroristas».