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FRANCE PRESS-CARACAS
Venezuela entró este domingo en su séptima jornada de una huelga general contra el presidente Hugo Chávez, que golpea la vital industria petrolera en un ambiente de temor por el incremento de la violencia.

El nerviosisimo creció el fin de semana entre la población tras el ataque a la plaza Altamira la noche del viernes donde murieron tres opositores y que ayer fueron enterrados, mientras eran anunciadas nuevos apoyos al paro en la industria petrolera.

Aunque fue reinstalada la mesa de diálogo con la mediación de la OEA, Chávez, desde su programa radial «Aló, Presidente«, y sus furibundos opositores continuaron este domingo echando más leña al fuego, mientras los venezolanos se abastecían de alimentos y combustible, ante la agudización de una huelga que este lunes entra en su segunda semana.

Vistiendo el uniforme de los trabajadores petroleros, Chávez llamó a defender la industria del crudo de Venezuela, quinto exportador mundial, acusando a sus opositores de arremeter contra «el corazón de la economía venezolana« para reeditar el golpe de Estado que lo sacó del poder el 12 de abril por 47 horas.

En este clima de agudización del conflicto, el capitán de corbeta de Bolívar, Miguel Yilales Arteaga, se sumó a la «desobediencia« en que se mantienen un centenar de militares en la plaza Altamira.