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El Pentágono adelanta la construcción en Qatar de una base desde la cual comandaría una eventual guerra contra Irak, mientras en Washington se discute el costo de la campaña que podría llegar a los 200.000 millones de euros.

El jefe del Comando Central, general de Infantería del Ejército Tommy Franks, asistirá la próxima semana a un ejercicio militar estadounidense, denominado «Internal Look», en el cual, según fuentes del Pentágono, se probarán los procedimientos de comando y control que se usarían en una posible guerra contra Irak.

Comando Central
El ejercicio se dirigirá desde la base As Sayliyah, en Qatar, y junto con Frank estarán unos 750 mandos del Comando Central, que tiene su sede en Florida, y que abarca el este de Africa, Oriente Medio, el Golfo Pérsico y el sur de Asia hasta Turkmenistán.

El diario «The New York Times» informó ayer de que Estados Unidos todavía no ha pedido formalmente a Qatar el permiso para dirigir desde As Sayliyah una campaña contra Irak y que, por ahora, «la versión oficial es que EE UU simplemente está mejorando su preparación militar en la región».

As Sayliyah cubre 105 hectáreas y se encuentra al sur de Doha, la capital qatarí. Los trabajos se completaron en el mes de agosto pasado con un costo de 100 millones de dólares en la base, que comprende 20 hangares con aire acondicionado en los que se guardan cientos de tanques M1, vehículos de combate Bradley y otros vehículos blindados.

El gasto en esa base y en el desplazamiento creciente de fuerzas estadounidenses que van a la región del Golfo Pérsico a maniobras es parte del debate en Washington sobre el costo que tendría una guerra contra Irak y quién lo pagará.

Expertos militares, grupos de estudio y fuentes del Congreso calculan ahora que la campaña contra Irak costará entre 100.000 y 200.000 millones de euros, en momentos en que Estados Unidos cuenta sólo con el respaldo firme del Reino Unido y las promesas de apoyo de otros pocos aliados.

«The Washington Post» recordó ayer que la Guerra del Golfo, que elevó la popularidad del entonces presidente George Bush, estuvo acompañada por un breve aumento en los precios del petróleo, una recesión y un descenso de la confianza de los consumidores estadounidenses que desembocaron en la no reelección del gobernante.