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El presidente ruso, Vladímir Putin, pidió ayer perdón a sus conciudadanos porque «no pudimos salvar a todos» los rehenes cautivos de un comando chechén, pero afirmó que al país «no lo pueden poner de rodillas» los terroristas. «Hicimos casi lo imposible y salvamos centenares de vidas, sí, centenares», a pesar de que «entendíamos que hay que prepararse para lo peor», dijo en una intervención por televisión.

«Los terroristas no tienen futuro, nosotros sí», aseguró con tono adusto y firme en un breve discurso de siete minutos. Vestido con traje negro, Putin dijo que el terrorismo internacional «es nuestro enemigo común, un enemigo fuerte y peligroso, desalmado y cruel».

El Kremlin calificó ayer de «éxito» la operación de rescate de las fuerzas rusas y aclaró que actuó obligado por los rebeldes chechenos que habían empezado a asesinar a rehenes. Mientras, el alivio fue ayer la primera reacción unánime de la comunidad internacional después del fin del secuestro, pero para algunos dirigentes es urgente encontrar una solución política al conflicto entre Chechenia y Rusia.