Una de las víctimas rescatadas del interior del autobús. Foto: R.L.

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AGENCIAS-JERUSALÉN Al menos catorce personas fallecieron y alrededor de cincuenta resultaron heridas, tres de ellas de gravedad, como consecuencia de un nuevo atentado suicida ocurrido en el norte de Israel. En esta ocasión, el letal ataque fue perpetrado ayer por la tarde por un miembro de la Yihad Islámica, que detonó un todo terreno cargado con unos cien kilos de explosivos mientras adelantaban a un autobús que hacía la línea entre Kiryat Shmona y Tel Aviv.

Pocas horas antes de que se produjese el atentado, la oficina del portavoz militar informó que el Ejército retrasará su retirada de la parte palestina de la ciudad de Hebrón, que mantiene reocupada desde mediados del pasado mes de junio. Tras varias semanas de calma, rota solamente por un atentado puntual frustrado por el coraje y la determinación mostrados por un conductor de autobús que fue capaz de prevenir una matanza, un nuevo ataque suicida volvió a encrespar los ánimos, así como a amenazar la reforma institucional de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y la gira regional del subsecretario de Estado norteamericano para Oriente Próximo, William Burns.

Las Brigadas de Al Quds, el brazo armado de la Yihad Islámica, reclamaron la autoría de una acción que causó catorce muertos -trece pasajeros y el terrorista- y cerca de cincuenta heridos y que fue vitoreada por los militantes y simpatizantes del movimiento islamista Hamás. Ambas organizaciones habían prometido vengar la reciente muerte de una docena de civiles en distintas operaciones militares efectuadas por el Ejército israelí en la Franja de Gaza.

A pesar de que el presidente palestino, Yaser Arafat, condenó expresamente esta nueva operación suicida, el Gobierno israelí le responsabilizó de lo ocurrido. En declaraciones hechas desde Bruselas, el ministro de Asuntos Exteriores, Simón Peres, acusó a la ANP de «ser parcialmente responsable por no tomar las suficientes medidas para prevenir el terrorismo». Por su parte, el primer ministro, Ariel Sharon, se reunió de urgencia con el titular de Defensa, Benjamín ben Eliezer, para discutir las posibles represalias.