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El grupo italiano Fiat anunció ayer que reducirá su plantilla en 8.100 trabajadores, que pasarán en su mayoría al fondo temporal de desempleo, y pidió la declaración del estado de crisis para acceder a las ayudas públicas. El recorte es particularmente significativo en la división de automóviles, Fiat Auto, con la supresión de 6.700 empleos, el 21 por ciento de los 31.800 que mantiene en Italia. La medida supone el cierre de hecho de la factoría siciliana de Termini Imerese, ya que afecta a la totalidad de sus 1.800 trabajadores, y la reducción en un 30 por ciento de la fábrica turinesa de Mirafiori, con el recorte de 2.700 de los 9.000 empleos.

Los otros 1.400 puestos de trabajo del total de 8.100 corresponden a las sociedades de Fiat Magnetti Marelli (componentes) y Comau (automatización). La dirección de la compañía turinesa, atenazada por una creciente deuda debido a la persistente caída de ventas, presentó hoy a los sindicatos un nuevo plan de reestructuración basado en una reducción de la producción. Como en otras ocasiones se recurrió a una vieja fórmula consistente en la inscripción temporal de los trabajadores en el paro y el compromiso de su recolocación con el repunte de la actividad industrial que, en esta ocasión, según los sindicatos, no está garantizado.

Este plan, que afecta a cinco de las factorías italianas de Fiat, establece que 6.700 trabajadores de la división automovilística se acojan, con tiempos y modalidades diversas, al fondo de desempleo denominado «caja de integración extraordinaria». Paralelamente a la presentación de su plan, Fiat pidió al Gobierno la declaración del estado de crisis, con el fin de acceder a las ayudas públicas destinadas a los excedentes laborales derivados de una reestructuración.