Fuego causado por una explosión en el centro de West Bank, en Belén.

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Al menos 60 palestinos y siete soldados israelíes murieron en las últimas 24 horas en Cisjordania y Gaza al acelerar Ariel Sharon las operaciones destinadas a «destruir la infraestructura terrorista» antes de la llegada de Colin Powell a Israel, donde es esperado a mediados de semana, en la que ha sido calificada como la jornada más sangrienta desde el inicio de la reocupación. Entre los muertos palestinos de ayer hay dos niños de 13 años (uno de Gaza y otro en Hebrón) y una niña de 9 años en el sur de la franja de Gaza.

Treinta de los muertos palestinos eran combatientes de la resistencia y residentes del campo de refugiados de Jenín, donde se combatía casa por casa, anunció en Ramala el ministro de Información de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Yaser Abed Rabo. Fuentes del campo, con 15.000 habitantes, decían que los muertos en los choques armados y por los disparos de los tanques y de helicópteros de la Fuerza Aérea israelí, son más de un centenar. Por su parte, el jefe de la Fuerza Aérea israelí, general Dan Jalutz, dijo que cuatro de los siete soldados que murieron en las últimas 24 horas perdieron la vida en el campo de refugiados de Jenín, y negó que las tropas hayan perpetrado «una masacre», como aseguró Abed Rabo.

El primer ministro Sharón lanzó la «Operación muro de defensa» hace nueve días con la invasión de la ciudad de Ramala "donde está asediado el presidente palestino, Yaser Arafat" a raíz de una ola de sangrientos atentados de suicidas palestinos que causaron 139 muertos. Soldados de dos tanques israelíes dispararon ayer contra el edificio de la «Mukata» de Ramala donde se halla Arafat, causando heridas a cuatro de sus guardaespaldas, según fuentes palestinas. En la Plaza Manara de Ramala depusieron sus armas y se entregaron al Ejército israelí 33 activistas, y fueron arrestados seis oficiales de la seguridad palestina, informaron fuentes militares. En la Basílica de la Natividad y la iglesia de Santa Catalina de Belén, donde se hallan 80 frailes y monjas, 200 milicianos palestinos seguían atrincherados por cuarto día y se negaban a capitular.