TW
0
EFE-CAMP ZEIST/WASHINGTON Los familiares del libio sentenciado a cadena perpetua por el atentado de Lockerbie, que en 1988 se cobró la vida de 270 personas, se derrumbaron ayer al oír al juez confirmar su pena, mientras los de las víctimas lo celebraron como una victoria. La esposa de Abdel Basset al-Megrahi, Aissa, que se encontraba en la sala del tribunal escocés especial constituido en el centro de Holanda, estalló en gritos y en un llanto incontenible cuando Lord Cullen anunció el rechazo de la apelación del condenado.

«Ninguno de los argumentos de la apelación está fundado» dijo el juez, que en calidad de presidente de la sala leyó en poco más de un minuto la decisión tomada por los cinco magistrados. La sentencia del Tribunal escocés corrobora el pronunciamiento de la sala de primera instancia que consideró a Al-Megrahi responsable de introducir en el aeropuerto de Malta una maleta con una bomba que, tras algunos transbordos, estalló en el avión de la Pan Am poco después de que despegara de Londres.

Tras conocer la noticia de la sentencia, el portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, señaló que «Libia debe cumplir rápidamente con sus obligaciones pendientes según las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU». Esas obligaciones consisten en que Libia acepte su responsabilidad por el atentado e indemnice a las familias de las víctimas. Libia «tiene que aceptar su responsabilidad en este asunto y pagar las reparaciones que se negocien», dijo el portavoz. La Sala de Apelación de un tribunal especial escocés rechazó el recurso de apelación del ex agente del servicio de Inteligencia libio Abdel Baset al Megrahi.

Por su parte, el Gobierno de Libia presentará un recurso ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos contra el veredicto dictado por una corte escocesa que confirma la condena a cadena perpetua. Según la agencia de noticias oficial libia, JANA, la sentencia carece de las bases legales mínimas, por lo que se acudirá al citado tribunal europeo. El comunicado subraya, además, que Libia está «absolutamente convencida» de la inocencia de Al Megrahi, el único inculpado por el caso.