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La decisión del Gobierno de Israel de permitir a Yaser Arafat a salir de su recinto, pero sólo dentro de la ciudad de Ramala, es un «golpe bajo» a la tregua extraoficial que ambas partes alcanzaron el jueves y puede desencadenar un nuevo recrudecimiento de la violencia. «Se trata de una resolución tonta que promoverá aún más la violencia», aseguró ayer Yibril Rayub, jefe de la Seguridad Preventiva de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) en Cisjordania.

Rayub recordó que los palestinos ya han cumplido la exigencia israelí de arrestar a los presuntos responsables del asesinato del ministro de Turismo, Rejavam Zeevi, por lo que la decisión de Israel, dijo, es un nuevo paso hacia atrás en momentos críticos.

El Gobierno del primer ministro Ariel Sharon resolvió ayer que el líder palestino podrá salir de su oficina en Ramala, donde se halla confinado desde el tres de diciembre y hasta hoy rodeado por tanques israelíes, pero no podrá abandonar esa ciudad sin consentimiento expreso de Israel.

La primera reacción palestina fue la de boicotear una reunión de jefes militares de ambas partes prevista para ayer, la segunda esta semana, para tratar de afianzar el cese de fuego extraoficial después de una semana de violencia sin precedentes desde que comenzó la Intifada. «La resolución del gabinete de seguridad israelí no tiene otra intención que la de divertirse a costa del pueblo palestino», afirmó indignado Nabil Abu Rudaina, asesor de Arafat, quien aseguró que a partir de ahora también se suspenden los contactos políticos con Israel.

Por su parte, Taufik Tiraui, jefe de los servicios de información palestinos, calificó la resolución de «descaro e idiotez y demuestra que el Gobierno de Israel, y los que lo dirigen, se guían por consideraciones políticas (internas) y están dominados por la ultraderecha».