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FRANCE PRESS/EFE-NUEVA YORK Los cuatro seguidores del saudí Osama bin Laden, considerado responsable de los atentados contra las Torres Gemelas y el Pentágono, fueron condenados ayer a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional por participar en los atentados contra las embajadas de EE UU en Africa en 1998. Uno tras otro, el jurado encargado del caso reunido en la Corte de Distrito de Nueva York bajo estrictas medidas de seguridad sentenció a la misma condena al jordano Mohamed Sadeek Odeh; el tanzano Jalfan Jamis Mohamed, el saudí Mohamed Rashed Daoud Al-Owhali, y el libanés naturalizado estadounidense Wadih el Hage.

Hage, que trabajó en algún momento como secretario personal de bin Laden según la fiscalía, fue el único que se dirigió personalmente al jurado para explicar su caso y condenó los ataques terroristas del pasado 11 de septiembre. «El asesinato de personas inocentes es un acto extremo y radical pero no puede ser tolerado por ninguna religión, independientemente de los valores y los principios que se tengan», dijo Hage quien reiteró su posición de que es totalmente inocente de los cargos. Odeh también criticó a la Administración Clinton por bombardear Afganistán después de los atentados contra las embajadas norteamericanas, y pidió a Dios que le asisten en «su calamidad». Las autoridades afirman que Odeh se trasladó a Kenia en 1994 para establecer la célula terrorista y cuando el FBI entró su casa en 1997 encontró, entre otras cosas, los números de teléfono vía satélite de Osama bin Laden y otros líderes de Al Qaeda.

Su abogado defensor, Ed Wilford, afirmó tras conocer la sentencia que Odeh fue «un soldado del arma militar de Al Qaeda», y resaltó que desde su punto de vista Estados Unidos se merecía el atentado por el apoyo que ha mostrado al Estado de Israel. La Fiscalía consideró en el juicio que Odeh había participado como experto en el diseño de la bomba que fue colocada en la embajada de Estados Unidos en Naibori (Kenia) y aseguró que formaba parte del grupo de seguidores de Bin Laden desde 1992.

El tanzano Jamis Mohamed, que nunca ha reconocido ser miembro del grupo de Bin Laden, declinó hablar directamente pero su abogado defensor, David Ruhnke, afirmó, sin embargo, que quería expresar su gratitud al jurado por no haberle condenado a muerte, sentencia que se le podía haber aplicado. El juez Leonard Sand condenó también a cada uno de ellos a pagar 33 millones de dólares por daños y perjuicios, siete millones más a los familiares de las víctimas y otros 26 millones al Gobierno de EE UU por los gastos causados. Sand declaró en una audiencia previa a la sentencia que era consciente de que los condenados eran insolventes, pero sugirió entonces que las cuentas congeladas a la organización Al Qaeda, decretada por el presidente George Bush, podrían ser la fuente para pagar las indemnizaciones.

Mohamed y Al-Owhali podían haberse sido condenados a pena de muerte pero el jurado no se puso de acuerdo y, por tanto, decidió al final la cadena perpetua sin posibilidad de libertad. El juicio contra los cuatro, que ha durado más de seis meses por la meticulosa preparación que tuvo la Fiscalía, pasó bastante desapercibido hasta los atentados contra las Torres Gemelas y el Pentágono. Al decidir la sentencia, el jurado tuvo en consideración que las viudas de dos de las víctimas de los atentados habían solicitado que los acusados no fueran condenados a muerte.