El pánico y el caos se apoderaron de Nueva York al derrumbarse las Torres Gemelas.

TW
0
EFE-NUEVA YORK Medios estadounidenses temen que hayan sido unas 10.000 las víctimas mortales y los heridos de la devastadora oleada terrorista que originó ayer el caos en el país, aunque aún no hay datos oficiales al respecto. Los autores de la meticulosa trama terrorista "aún desconocidos" eligieron como primer objetivo las Torres Gemelas del World Trade Center, encarnación durante años de la pujanza del capitalismo estadounidense y que cayeron ayer por tierra, víctimas de un atentado considerado el más devastador de la Historia.

Los dos rascacielos, cuyos 415 metros de altura se alzaban frente a la estatua de la Libertad, en el sur de la isla de Manhattan "lo que las convirtió en uno de los lugares más fotografiados del planeta", pasaron a ser en menos de dos horas, entre las 14.45 y las 16.30 hora española, un amasijo de escombros. La jornada comenzó con normalidad en los dos colosos de 110 pisos de altura y en cuyo interior trabajaban unos 100.000 empleados, ninguno de los cuales podía imaginarse que las horas de ambas torres "consideradas como uno de los complejos financieros mas señeros del capitalismo" estaban contadas, al igual que las de un número de ellos que aún no ha podido precisarse oficialmente.

El tremendo impacto de un avión secuestrado, un vuelo de American Airlines con 92 ocupantes, estremeció una de las torres a las 14.45 hora española, desencadenando un pavoroso incendio cuyo humo era visible desde toda la ciudad. Apenas 18 minutos después, y ante los ojos de cientos de curiosos y millones de personas que seguían el incidente por televisión, un segundo aparato, también supuestamente de American Airlines y con 64 ocupantes, chocaba contra la otra torre.

Este impacto fue mucho más devastador aún que el primero y la torre, tras diversas explosiones, se derrumbó casi por completo como un castillo de naipes en torno a las 10.00 horas, seguida menos de treinta minutos después por la otra. El derrumbe provocó que Manhattan quedara prácticamente «desaparecido» tras una nube de polvo y humo, ofreciendo una daantesca imagen. Mientras los estadounidenses y el mundo entero seguían aún estupefactos, los terroristas atacaban en otro blanco no menos simbólico: el Pentágono, estandarte del poderío militar de la primera potencia mundial y considerado hasta ahora un bastión inexpugnable. En esta acción resultaron muertas o heridas un centenar de personas.

El ataque en Washington, que siguió un patrón similar al de Nueva York, fue protagonizado por un avión de American Airlines que cubría la ruta entre Washington y Los Angeles que se estrelló, en un posible acto suicida del terrorista que secuestró el aparato con 64 personas entre pasajeros y tripulantes, contra la sede del departamento de Defensa. Otro avión se estrellaba en el oeste del estado de Pensilvania, en el condado de Somerset, en lo que podría ser el cuarto atentado de este tipo cometido ayer. Podría tratarse del avión que parecía haber sido secuestrado en la zona de Pittsburgh, ciudad industrial. Poco despúes un coche bomba provocó un incendio en la sede del Departamento de Defensa, situada junto a un aeropuerto, indicaron testigos presenciales en llamadas a los medios de comunicación. La Casa Blanca, el Congreso y los demás edificios legislativos y gubernamentales fueron desalojados de inmediato, mientras la población aterrorizada colapsaba calles, carreteras y líneas telefónicas durante horas, al igual que en Nueva York.