Mujeres bosnias lamentándose por la tragedia de Srebrenica.

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EFE-SARAJEVO En la ceremonia, que comenzó en la mañana de ayer, se colocará la primera piedra de un centro memorial para las víctimas de Srebrenica, que será edificado a iniciativa del representante internacional para Bosnia, Wolfgang Petritsch. El acto tiene lugar en la localidad de Potocare, próxima a Srebrenica, donde comenzó la matanza de musulmanes después de que tropas serbobosnias conquistaran este enclave musulmán declarado protectorado de la ONU durante la guerra. Según el Comité Internacional de la Cruz Roja, en julio de 1995 fueron asesinados unos 7.500 musulmanes cuando el ejército serbobosnio arrolló Srebrenica, donde vivían unas 40.000 personas que creían que las fuerzas holandesas de la ONU les iban a proteger.

Distintas Organizaciones No Gubernamentales bosnias aseguran que el número de víctimas ascendió a 10.000, pero hasta el momento no se han exhumado en la comarca más de 4.450 cadáveres. Esos restos se guardan en recintos subterráneos refrigerados de la ciudad bosnia de Tuzla, a la espera de que se les practiquen pruebas de ADN para determinar su identidad. Hasta el momento y gracias a un laboratorio especial donado por Estados Unidos han sido identificadas 125 personas que fueron abatidas a tiros, pero se ignoran la identidad y circunstancias de la muerte de las demás.

Los musulmanes aseguran que los 5.000 serbios cometieron actos de venganza y vilezas cuando tomaron esa ciudad mal defendida por unos 8.000 lugareños pésimamente armados, hambrientos y extenuados. Los serbios, por su parte, recuerdan las incursiones punitivas del caudillo musulmán Naser Oric, jefe de la defensa de Srebrenica, en las aldeas serbias de los alrededores, que alimentaron el rencor de las fuerzas serbias contra los musulmanes. «Ya no creo a nadie. No creo a la comunidad internacional, no creo a nuestras autoridades, lo único que me interesa es la verdad», comenta Zineta Mujic, de 50 años, que perdió en Srebrenica a 13 hombres de su familia.