Los partidarios de Milosevic pidieron la dimisión del actual Gobierno yugoslavo.

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AGENCIAS-LA HAYA El ex presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, rechazó ayer la posibilidad de contar con un abogado defensor para su primera comparecencia ante el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia, señalaron fuentes del tribunal. «Esperamos que reconsidere su decisión», declaró Jim Landale, portavoz del tribunal, que no obstante señaló que «siempre es posible que se presente el solo». Landale agregó que Milosevic «puede cambiar de opinión hasta mañana (por hoy), incluso una vez que haya comenzado la comparecencia», cuyo inicio está previsto para las 08.00 GMT en la sede del Tribunal en la ciudad holandesa de La Haya.

El rechazo de Milosevic se conoció apenas media hora después de que se hubiera entrevistado en la prisión de Scheveningen con el abogado Zdenko Tomanovic, quien declaró que le encontró «bien de salud». La posibilidad de que Milosevic renunciara a tener un abogado defensor en la causa que se sigue contra él en el tribunal internacional había sido mencionada por portavoces del TPIY la pasada semana. El ex presidente es licenciado en Derecho y, en principio, puede defenderse a sí mismo.

Se le acusa de crímenes contra la humanidad y de violación de las costumbres de la guerra, aunque los cargos pueden ser ampliados para cubrir el de genocidio. Mientras esto sucedía en La Haya, unos 10.000 partidarios de Slobodan Milosevic se manifestaron ayer para exigir la dimisión del Gobierno de Serbia, que extraditó la semana pasada al ex presidente al Tribunal Internacional de La Haya de crímenes de guerra. Los manifestantes llevaban banderas de Serbia y de Yugoslavia, algunas antiguas comunistas con la estrella de cinco puntas, las nacionalistas, las del Partido Socialista de Serbia (SPS, ex comunista), de Milosevic, y del ultranacionalista Partido Radical.

Un portavoz de los socialistas de Milosevic declaró ante la masa congregada frente al edificio del Parlamento que el Gobierno tiene que dimitir porque «vende los intereses nacionales y a los serbios a La Haya». Los manifestantes, muchos de ellos llegados de otras ciudades de Serbia, replicaron gritando «Queremos elecciones», «traidores», y agitando las pancartas en las que se acusaba al jefe del Gobierno, Zoran Djindjic, de «Fuhrer», y también decían: «Detenedme también a mí, yo también soy Sloba».