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EFE-QUITO El presidente de Ecuador, Gustavo Noboa, decretó el estado de emergencia en todo el país tras la ruptura del diálogo con los indígenas y la amenaza de una radicalización del «levantamiento popular». El decreto posibilita la movilización nacional de las fuerzas militares y la suspensión de ciertas garantías constitucionales como la inviolabilidad del domicilio, el derecho a transitar libremente o la libertad de asociación y reunión, con el objetivo de superar la actual convulsión interna.

El líder del movimiento indígena ecuatoriano Antonio Vargas explicó ayer que existen posibilidades de dialogar con el Gobierno del presidente ecuatoriano Gustavo Noboa, aunque señaló que ese diálogo orientado a finalizar con las protestas sociales «debe ser abierto y al más alto nivel». El primer intento de diálogo fracasó ayer cuando los indígenas que desde hace seis días permanecen en Quito para exigir al Gobierno la derogatoria de alzas en los combustibles y el transporte público, rehusaron dialogar con funcionarios distintos que no fueran el propio presidente Noboa.

«No podemos estar de reunión en reunión con funcionarios de segundo nivel que no pueden tomar decisiones», explicó el presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador, la CONAIE, Antonio Vargas, para justificar la decisión de no asistir a un encuentro con el vicepresidente, Pedro Pinto y varios ministros del Gobierno de Noboa en los que el propio presidente delegó. Mientras, el secretario de Comunicación de la Presidencia, Alfredo Negrete, advertía por su parte que el estado de emergencia se mantendrá vigente hasta tanto el movimiento indígena deponga su levantamiento.