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EFE/FRANCE PRESS - JERUSALÉN El dimisionario primer ministro israelí, Ehud Barak, fue reelegido ayer candidato del Partido Laborista para los próximos comicios, mientras que en el Likud se ha abierto una lucha interna entre los partidarios de Ariel Sharon y el ex jefe de Gobierno Benjamín Netanyahu. La campaña electoral en Israel, 18 meses después de que Barak llegara al poder, comenzó hoy en medio de una gran incertidumbre política por los aspectos legales que conllevan su dimisión, la primera de un jefe del Gobierno israelí desde que entró en vigor la Ley de Elección Directa del primer ministro.

Barak, que ayer formalizó su renuncia ante el presidente israelí, Moshé Katsav, fue reelegido, horas después, candidato a primer ministro por el Consejo Central del Partido Laborista, pese a las críticas del sector pacifista de esa agrupación. El Consejo Central rechazó la propuesta del ala más izquierdista del partido para que se celebrasen primarias para elegir al candidato, lo que provocó la protesta de algunos miembros de esta facción.

Mientras, el ex jefe de Gobierno israelí Benjamin Netanyahu anunció anoche en Jerusalén su candidatura al frente del Likud, principal formación de la oposición de derecha, y al cargo de primer ministro. «Hoy presento mi candidatura a la jefatura del Likud y al cargo de primer ministro», declaró Netanyahu, poniendo fin a 18 meses de «exilio» político y en la que calificó la dimisión de Barak de maniobra «antidemocrática que apunta a neutralizar la voluntad del pueblo».

Como Netanyahu ya no es diputado, no puede presentarse legalmente a estas elecciones, salvo si la Knesset (Parlamento) lleva a cabo el proceso de disolución que inició el 28 de noviembre, o si aprueba una enmienda, un procedimiento largo y con numerosos obstáculos jurídicos. El ex jefe de Gobierno declaró sin rodeos que confiaba en la disolución de la Knesset. «Los diputados comenzaron un proceso de disolución de la Knesset para permitir la formación de una nueva asamblea», afirmó.