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PEDRO PRIETO La tensión se palpa en cada esquina de las calles de la capital peruana, Lima, y en la mayoría de las ciudades del país, tras la renuncia del presidente Alberto Fujimori anunciada el pasado domingo desde Japón.

Los peruanos se han echado a la calle para lanzar proclamas en contra de Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos y a favor de su candidato predilecto. Los soldados, pertrechados con vestuario y material antidisturbios, rodeaban ayer la residencia oficial del presidente, situada en la Plaza Mayor de Lima, donde se congregaron numerosos partidarios del líder de la oposición peruana, Alejandro Toledo, del que se esperaba ayer su primera reaparición pública, tras el anuncio de Fujimori, en la plaza de San Martín.

Los trapos sucios de Vladimiro Montesinos están al cabo de la calle, la población dice que guardaba en sus armarios mil camisas y seis relojes Rólex de oro y le achaca líos amorosos con todas las artistas de Perú.

Los peruanos, sobre todo los más jóvenes, están impacientes porque se proclame un presidente y retorne la estabilidad política al país. Sin embargo, los más viejos del lugar desconfían de que el nuevo presidente saque al país de la ruina económica y permita recobrar la estabilidad. Así se manifestaba Darío, de 84 años, quien asegura haber visto pasar por el Gobierno muchos presidentes y «todos han cometido muchas barbaridades». Además de Alejandro Toledo, ha anunciado su intención de presentarse como candidata a la presidencia de Perú en las próximas elecciones la abogada Lourdes Flores Nano, quien asegura querer ser «la primera mujer presidente de Perú».

Entre las proclamas que se escuchan estos días en Perú, no faltan también gritos de apoyo a Ollanta, el joven militar que recientemente dio un golpe de efecto en Lima y que, desde entonces, cuenta con muchos adeptos que opinan que debería dirigir las fuerzas armadas en esta nueva etapa y tendría que destituirse a todos los mandos del Ejército.