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El levantamiento del teniente coronel de artillería Ollanta Moisés Humala Tasso en el sur del país se convirtió en un nuevo e inquietante ingrediente de la grave crisis política peruana. El militar rebelde precisó como motivaciones de su pronunciamiento la «ilegitimidad» del presidente Alberto Fujimori y la «crisis moral» del Ejército, y consideró que los relevos en las jefaturas de las Fuerzas Armadas, anunciados horas antes, «no cambiaban la situación».

A juicio de Humala, los nuevos altos mandos del Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea, están vinculados, como los salientes, a Montesinos. En este aspecto existe coincidencia de la oposición y diversos sectores de opinión, que atribuyen aún el control de las Fuerzas Armadas al ex asesor presidencial, a pesar de no pertenecer ya al Gobierno y encontrarse en virtual condición de fugitivo.

La oposición en Perú ha considerado los cambios de altos jefes militares hechos por Fujimori, como un paso positivo, pero aún insuficiente para acabar con la influencia de Montesinos. El líder opositor Alejandro Toledo opinó que el gobernante no ha hecho cambios sustantivos y que sólo «ha maquillado» a la «cúpula» militar.

Fujimori nombró el sábado como presidente del comando conjunto de las Fuerzas Armadas y comandante general del Ejército al general Walter Chacón, que ejercía como ministro del Interior, para sustituir al general José Villanueva. Designó también como comandantes generales de la Marina y la Fuerza Aérea, al almirante Víctor Ramos y al general Carlos Balarezo, respectivamente.

El gobernante nombró al general de la Policía Nacional Fernando Dianderas como ministro del Interior y ratificó en su cargo al ministro de Defensa, general Carlos Bergamino. Otro relevado fue el jefe de la segunda región militar de Lima, la más importante del país, general Luis Cubas, cuñado de Montesinos, a quien sustituyó el general Edmundo Silva.