Los marineros del submarino nuclear, en una fotografía tomada en 1999.

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AGENCIAS - MURMANSK La Armada rusa dio ayer por muertos a los tripulantes del submarino atómico «Kursk», poco antes de que el barco «Normand Pioneer» con ayuda británica, la última esperanza, llegase al lugar del desastre. «La falta de toda información desde el submarino permite afirmar que el estado crítico de la dotación ya se ha producido», dijo el vicealmirante Mijaíl Motsak, jefe del Estado Mayor de la Flota. Muy emocionado, no quiso pronunciar lo que ya está en boca de todo Murmansk de todo el país: los 118 tripulantes del «Kursk» han perecido.

«Lo más posible es que tengamos que constatar lo peor», añadió Motsak, quien recalcó que «ha sido superado el límite crítico de supervivencia» que el mando de la Armada calculaba para la tripulación del «Kursk», hundido hace una semana en el Àrtico. El vicealmirante Motsak reveló nuevos detalles del accidente del submarino nuclear, que calificó de «la catástrofe más terrible en la historia de la flota submarina» rusa. A consecuencia del accidente "dijo" «quedó inundado todo el sector de la proa y todo el personal que se encontraba allí murió en los primeros minutos de la catástrofe». Motsak indicó que el análisis de las señales sonoras que, en los primeros momentos, enviaban los tripulantes del «Kursk» muestra que el agua se filtró además en los compartimentos de popa.

Según la principal versión que manejaban hasta ahora las autoridades rusas, el «Kursk» se fue a pique la mañana del sábado, día 12, a causa de una colisión con «un objeto no identificado». El comandante de la Flota del Norte, el almirante Viacheslav Popov, por el contrario señala como causa más probable del naufragio un explosión a bordo, en la sala de torpedos del submarino. Horas más tarde, y en rueda de prensa, altos cargos militares señalaron que tres o cuatro torpedos explotaron a bordo del submarino 'Kursk', «de una potencia equivalente a una o dos toneladas de TNT», y «el agujero en el casco mide más de un metro de ancho y al menos un metro de largo».

«Durante el accidente, hubo una detonación de por lo menos tres o cuatro torpedos a bordo del submarino, de una potencia equivalente a una o dos toneladas de TNT, que provocó la inundación de la proa del submarino y la mitad de la tripulación murió inmediatamente», indicó el vice almirante, Mijail Motsak. El viceprimer ministro, Ilia Klebanov, que dirige la comisión que investiga el accidente, precisó que «el agujero en el casco tiene más de un metro de ancho y por lo menos un metro de alto, en su parte visible».

Mientras, el «Normand Pioneer» con el minisubmarino británico «LR5» y 27 socorristas del Reino Unido a bordo, llegaba a la zona del desastre hacia las seis de la tarde hora española, mientras otro buque noruego con expertos submarinistas en rescates se aproximaba al lugar.