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CLAUDIA RIQUELME - SANTIAGO La policía chilena detuvo ayer al menos tres manifestantes durante los disturbios que protagonizaron detractores y partidarios del general Augusto Pinochet, que se habían congregado en las inmediaciones de los Tribunales de Justicia, donde se encuentra el Tribunal de Apelaciones en el que a las nueve de la noche (hora española) de ayer comenzó el juicio por el desafuero del ex dictador.

En las inmediaciones del Palacio de Justicia, unos 400 manifestantes contrarios al senador vitalicio, ondeando banderas chilenas y pancartas con rostros y nombres de algunos de los 3.000 desaparecidos causados por la dictadura militar, gritan consignas y esperan el inicio del proceso. En otra esquina, un pequeño grupo de no más de 20 personas que apoya al ex dictador, aguarda en silencio.

La policía ha instalado vallas metálicas alrededor del edificio, al que por ahora sólo tienen acceso los policías, los jueces y algunos funcionarios judiciales. Después del mediodía, la defensa del general presentó un escrito ante el Tribunal de Apelaciones, firmado de puño y letra por Pinochet, en el que autoriza al abogado Ricardo Rivadeneira a que lo represente en el estrado.

El juicio se abrirá con la presentación de los alegatos, que durará cerca de dos horas. Después el Tribunal de Apelaciones decidirá, en primera instancia, si se somete o no a Pinochet a exámenes médicos para certificar el mal estado de salud que argumenta la defensa y su familia, única posibilidad que tiene el general de no tener que enfrentarse a la justicia.

Mientras, Pinochet, que no acudirá a estas audiencias y que ya tiene en su contra 92 querellas, espera el resultado de los alegatos en su mansión de Santiago, situada en el sector este de la capital, acompañado de sus familiares, amigos e integrantes de su defensa. Estos han afirmado que el ex dictador se encuentra «muy afectado y deprimido» por la situación.

El inicio de la vista sobre su desafuero como senador, la aparición de documentos que le vinculan con violaciones a los derechos humanos y el testimonio de un ex jefe de la DINA estrechan el cerco judicial en torno a Augusto Pinochet.

Coincidiendo con la vista del desafuero, la revelación de dos documentos secretos que vinculan al ex dictador a una unidad antiterrorista y al caso del asesinato del ex canciller Orlando Letelier, complican su situación jurídica y abren nuevos frentes procesales en su contra.