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Maurice Papon, condenado por crímenes contra la humanidad en relación con su papel en la deportación de judíos durante la II Guerra Mundial, desafió ayer a la justicia francesa al negarse a ingresar en prisión y darse a la fuga.

En medio de una aureola de misterio, ya que se encontraba en paradero desconocido desde el pasado día 11, Papon, de 89 años, anunció por medio de sus abogados que ha optado «por el exilio», probablemente en Sudamérica, como barajan diversas fuentes.

«Es sólo una respuesta en conformidad con el honor: el exilio, tan doloroso para un hombre en las puertas de los noventa años», señaló Papon, condenado por un jurado popular en abril de 1998 a diez años de cárcel por «complicidad en crímenes contra la humanidad», en un comunicado difundido por su defensa.

El ex prefecto de Gironda (1942-44) en el régimen colaboracionista de Vichy durante la ocupación nazi, apuntó: «regresaré a mi patria cuando se restaure la legalidad republicana».

Papon, el segundo francés condenado por crímenes contra la humanidad, ya había anunciado en una carta publicada en un diario francés que decidió «no participar más en este montaje», ya que entregarse sería el «reconocimiento de una supuesta culpabilidad que impugnaré hasta mi último aliento». La semana pasada, el Tribunal de Apelación de Burdeos (suroeste) le ordenó que ingresara en prisión ayer, la víspera del examen por parte del Supremo de su recurso contra su condena.