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El escándalo de corrupción, fuga de capital y blanqueo de dinero, que implica al presidente ruso, Borís Yeltsin, y a su familia y entorno, creció ayer con nuevos detalles y denuncias sobre presiones del Kremlin para silenciar el caso.

Parte de las acusaciones de corrupción contra el clan Yeltsin, que volvieron a inundar la prensa rusa y extranjera, las confirmó el recién defenestrado juez de instrucción del llamado «caso Mabetex», una de las muchas ramificaciones del escándalo.

«Al menos el 90 por ciento de lo que se publica es verdad, y la instrucción dispone de documentos al respecto», afirmó Gueorgui Chuglazov, separado del «caso Mabetex» tras las últimas purgas de Yeltsin al frente de la Fiscalía General y Justicia.

Chuglazov no precisó si se refería a las acusaciones sobre millonarias comisiones ilegales a altos funcionarios rusos por parte de la compañía suiza Mabetex para hacerse con contratos para remozar el Kremlin, o a las denuncias de que Yeltsin y sus hijas habrían poseído tarjetas de crédito expedidas por la empresa.

Las revelaciones fueron fruto de las investigaciones abiertas en enero pasado por la entonces fiscal general de Suiza, Carla Del Ponte, a petición de su colega ruso Yuri Skuratov, posteriormente chantajeado por el Kremlin y destituido tras la difusión de un vídeo de contenido sexual.