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FRANCE PRESS - MOSCÚ Los diputados de la Duma rusa (cámara baja del Parlamento) iniciaron ayer, en un ambiente de crisis política, un histórico debate sobre la destitución del presidente Borís Yeltsin, impulsada por la mayoría comunista, y que mañana será sometida a votación. El debate sobre los cinco cargos contra Yeltsin se inicia al día siguiente de la destitución por el presidente del primer ministro, Evgueni Primakov, que tenía el apoyo de los comunistas. La caída de Primakov es considerada como un contraataque de Yeltsin frente a las amenazas de destitución, aunque el voto de la Duma sólo es la primera etapa de un largo procedimiento. El presidente de la comisión de destitución, Vadim Filimonov, muy nervioso, abrió los debates, mientras ante la Duma se manifestaban centenares de comunistas con banderas rojas y gritando «Yeltsin asesino» o «Yeltsin dimisión».

Los diputados tienen tres días para analizar las siguientes acusaciones: disolución de la URSS en 1991, asalto armado contra el parlamento en 1993, «destrucción» del complejo militar-industrial y del ejército, la guerra de Chechenia (diciembre 1994-agosto 1996), y «genocidio» contra el pueblo ruso. La acusación sobre Chechenia es la que tiene, según los observadores, más posibilidades de ser adoptada. Al respecto, Filimonov declaró que «algunos dicen que (Yeltsin) no ha matado a nadie. No lo ha hecho. Pero dio órdenes que causaron la muerte de personas». Filimonov también defendió la acusación de «genocidio» al explicar que Yeltsin tuvo como «objetivo hundir a la población rusa». El nivel de vida de los rusos se ha desplomado desde su llegada al poder, y «Yeltsin no ha hecho nada para evitarlo», alegó, acusándole de «traición».