A pesar de que hasta ahora no hay resultados, Estados Unidos y
Rusia intensificaron ayer sus conversaciones sobre el conflicto de
Kosovo, pocas horas antes de que el presidente Bill Clinton inicie
un rápido viaje a la sede de la OTAN para dialogar con Javier
Solana y para alentar a las tropas destacadas en Europa. El enviado
especial ruso, Victor Chernomirdin, inició ayer una segunda ronda
de conversaciones con el vicepresidente de EE UU, Al Gore, para
estudiar las posibilidades de lograr un acuerdo, que se antoja
lejano.
El nuevo encuentro "que refuerza el papel mediador de Rusia, y
que ha sido alentado plenamente por Washington" se celebra, además,
después de que Bill Clinton mostrara el martes una cierta
flexibilidad. Clinton, en su única declaración pública sobre
Kosovo, dijo que podría haber una «pausa» de los ataques una vez
que haya indicios «verificables» de que Belgrado comienza a cumplir
las condiciones de la OTAN.
A la reunión Chernomirdin-Gore asistieron también el consejero
Nacional de Seguridad de la Casa Blanca, Samuel Berger, y la
secretaria de Estado, Madeleine Albright. Esta inesperada segunda
jornada de negociaciones entre EE UU y Rusia se produjo a
iniciativa rusa, cuyo embajador solicitó la nueva reunión,
indicaron fuentes de la Casa Blanca. Sin embargo, en la reunión no
hubo ningún progreso destacable, según declaró el portavoz
presidencial, Joe Lockhart, quien aseguró que «no tengo ninguna
indicación de que haya nada nuevo. Simplemente quieren continuar
las discusiones».
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