Las escenas que se vivieron ayer en el barrio londinense del Soho fueron dantescas.

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EFE - LONDRES Dos personas han resultado muertas, 13 heridas graves, dos de ellas con amputaciones de extremidades, y otras 60 con lesiones leves a consecuencia de la explosión de una bomba ayer por la tarde en el centro de Londres, que la policía británica vincula a una oleada de atentados con tintes racistas y discriminatorios. Este atentado, de acuerdo con el jefe de la brigada antiterrorista de Scotland Yard, Alan Fry, está relacionado con los otros dos perpetrados en esta capital con bombas de clavos, ocurridos los dos últimos sábados, en los que un total de 45 personas resultaron heridas, cuatro de ellas en estado crítico.

El ministro del Interior, Jack Straw, calificó este atentado, mediante un comunicado, como un «terrible acto criminal cometido por individuos sin ningún tipo de humanidad», y afirma que «se que la policía esta dedicando un gran esfuerzo y tiempo para encontrar a los autores». Straw, tras conocer el atentado regresó a Londres desde la casa de campo en la que se disponía a pasar el fin de semana.

El jefe del servicio de ambulancias londinense, John Pooley, señaló, no obstante, que las heridas que el había visto parece ser «consecuencia de una explosión, cristal y escombros de los edificios colindantes, pero no nos han dicho nada de muestras de clavos». La explosión se produjo en el bar Admiral Duncan, un conocido «pub» del Soho frecuentado por homosexuales, y situado en la misma calle donde se encuentra el teatro donde se representa el musical de Abba «Mamma Mia», que había vendido 1.500 entradas para la representación.

El periódico nacional «gay» «The Pink Paper» advertía en su ultima edición a la comunidad homosexual de que permaneciese alerta ante la posibilidad de que pudiera producirse un ataque contra establecimientos frecuentados por homosexuales, durante el primer fin de semana largo de la primavera. Fry confirmó que este atentado estaba dirigido «sin duda alguna» contra la comunidad homosexual.

En el interior del bar se encontraban al menos unas 40 personas, según testigos presenciales, que dijeron que varios heridos sangraban abundantemente al haber quedado destrozado el establecimiento como consecuencia de la explosión. Toda la fachada del bar quedó destrozada por la onda expansiva, lanzando los cristales de las ventanas hacia el exterior que alcanzaron a numerosos viandantes.