El misil aliado cayó en una casa búlgara en las afueras de Sofía, arrancando el techo y destruyendo el último piso de la vivienda.

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La OTAN «lamentó» ayer el impacto de un misil aliado en territorio de Bulgaria, que calificó de «accidente», y afirmó que espera que no repercuta en la decisión del Parlamento sobre el libre acceso de los aviones aliados a su espacio aéreo. El Parlamento tiene que votar para aprobar el uso del espacio aéreo «pero estamos muy esperanzados por el hecho de que el Gobierno búlgaro haya recomendado la aprobación», dijo el portavoz de la OTAN, Jamie Shea, en la habitual rueda de prensa diaria, en la que dijo que no tienen constancia de que haya habido una violación del espacio aéreo.

«Fue un accidente. Es obvio que lamentamos los daños causados en propiedades civiles», señaló Shea, que prometió «plena transparencia» por parte de la Alianza para aclarar lo sucedido. El portavoz militar, Giuseppe Marani, dijo que no tenía nada nuevo que añadir a lo declaro por Shea sobre la caída del misil en Bulgaria, cerca de Sofía. No obstante, afirmó que la OTAN «está investigando para ver qué ha pasado y, por supuesto, hacemos todo lo posible para hacer seguro nuestro procedimiento y evitar, en lo posible, que algo así vuelva a suceder».

Según Marani, «técnicamente hay varias razones por las que un misil puede desviar su trayectoria». En otro encuentro anterior con la prensa, Shea explicó que el misil había caído «de forma involuntaria» en Bulgaria.

Según el portavoz civil de la Alianza, el incidente se produjo después de que un avión de la OTAN fuera «iluminado» por un radar serbio. El avión lanzó un misil, del tipo HARM, «en respuesta a esa amenaza del sistema de misiles antiaéreos serbios y, después de que el radar terrestre fuera apagado, éste se desvió del blanco e, involuntariamente, aterrizó en Bulgaria», explicó Shea, que dijo no tener información sobre si se produjeron heridos.